Se trata de un proceso no contencioso centrado en las necesidades de los hijos en el que el Coordinador de Parentalidad ayuda a los progenitores a reducir la conflictividad.
Otras separaciones y divorcios son más conflictivas. Contenciosas y suponiendo una lucha larga y agotadora en la que cada uno persigue sus objetivos, pero que, una vez terminado el procedimiento, una vez que hay una sentencia que regula el funcionamiento con los hijos, conlleva que el conflicto entre ellos termina. Son padres que consiguen hacerlo bien a partir de ese momento y hacen lo que está en su mano para cuidar la estabilidad de sus hijos. No hablan mal el uno del otro, no interfieren de ninguna manera, no utilizan a los hijos, no les manipulan... Son padres que controlan lo que hacen y dicen a sus hijos pensando en su bien.
No todos los casos, no todos los conflictos, terminan con un juicio.
Se calcula que entre el 5% y el 12% de los casos mantienen un elevado nivel de conflictividad tras el divorcio. Los conflictos continúan, las partes del conflicto utilizan los juzgados para intentar solucionarlos. Pero sólo consiguen perpetuarlos. Y esta dinámica puede alargarse durante años, demandas, denuncias, incumplimientos, ….
En estos casos es habitual que se derive a la familia al Punto de Encuentro Familiar, a mediación o a terapia familiar, pero nada funciona realmente y los conflictos se enquistan cada vez más.
Y en esta situación, los niños en medio. Sufriendo
La coordinación de parentalidad es una alternativa eficaz en estos casos.
El elevado conflicto interparental y la falta de continuidad de la relación con ambos progenitores son las variables que más determinan la afectación de los menores, siendo habituales en estos casos los problemas de conducta (desobediencia, conducta oposicionista, agresividad, conducta disruptiva, descenso en el rendimiento académico, regresivas… ) pero también emocionales (ansiedad, bajo estado de ánimo, miedos, sentimiento de abandono, culpa, negación, hiperresposabilidad…).
Es en estos casos en los que la COORDINACIÓN DE PARENTALIDAD es una alternativa a tener en cuenta. Se propone como ese paraguas que pretende proteger a los menores, su estabilidad emocional, sus necesidades y sus derechos.
Se trata de un proceso no contencioso centrado en las necesidades de los hijos en el que el Coordinador de Parentalidad ayuda a los progenitores a reducir la conflictividad y a implementar el plan de parentalidad aprobado por el juzgado, identificando los obstáculos para su cumplimiento y realizando las modificaciones de forma consensuada por los progenitores.
Las principales funciones del coordinador de parentalidad son:
- Disminuir el nivel del conflicto entre los progenitores.
- Mejorar la comunicación.
- Facilitar la gestión de conflictos.
- Desjudicializar las relaciones familiares post – ruptura.
- Colaborar en el diseño e implantación del plan de parentalidad.
- Favorecer una adecuada coparentalidad y parentalidad positiva.
- Supervisar y favorecer el cumplimiento de resoluciones judiciales previas.
- Seguimiento de los cambios, acuerdos y compromisos adquiridos.